Esta cronista estuvo en Buenos Aires, y algo que no pude dejar de observar fue la masiva presencia de los carteles electorales en las paredes, postes y agujeros de la esa ciudad.
Me llamó la atención cómo están manejando las campañas a nivel de los nombres.
Todas/os más o menos sabemos que hubo en este país un nombre de mujer y un apellido, que con sólo nombrarlos sabemos a quiénes se refieren: Evita y Perón.
Podemos decir que son como marcas registradas de la política de este bendito país.
Pues bien. lo primero que noté es cómo el frente K está lanzando a Cristina Fernández de K. Su cartel dice: Cristina (en letras muy grandes, al lado de su foto, y abajo, más chico: Senadora). La idea parece correrla del lugar de esposa de (el presidente en este caso) a diferencia de Chiche Duhalde, que ni siquiera es “de” sino que ya es “una” con su marido.
Lo de “Cristina” apunta más a asimilarla al “Evita”. Sólo un nombre, de acción.
Después viene la gran camaleona Patricia Bullrich. En su cartel dice algo así como: Para tal cosa pensá en Patricia. Y está su foto que parece más la de una postulanta a la policía federal que una candidata. También allí el apellido se pierde un poco, pero obvio que nadie podría asociarla ni con Evita, ni con ninguna otra mujer, excepto quizá... Mary July???
Por último: Patricia Walsh. Es el típico cartel: foto y nombre. Las letras del nombre y del apellido son casi iguales en tamaño, sólo un poco más grande las del apellido, en este caso hay una clara apuesta a la fama de este último, es decir el del padre (Rodolfo Walsh). En este caso quiero hacer la salvedad que esta otra Patricia se defiende sola y no es por el apellido justamente, que es alguien.
Los muchachos aparecen con sus apellidos bien en grande. Algunos carteles van con fotos y sólo con el apellido. El que más recuerdo es uno del Partido Obrero.
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